Visualización energizada por un mantra — La oración como solemne promesa 

Por Charles Atkins 

No hay nada que pueda poner en tela de juicio a la prueba real. En 1987 superé un cáncer avanzado con la energía de la fe, oración y un excelente tratamiento médico. Orar es hacer una solemne promesa. Enfrentando los estragos del cáncer, su tratamiento y a mi propia muerte, prometí ante el Gohonzon que si sobrevivía contaría mi historia por todo lo ancho y largo de nuestro mundo en pro del kosen-rufu (Paz Mundial). Tomé la resolución de que compartiría la grandeza de Nam-mioho-rengue-kio (Daimoku) con los enfermos y con los que sufren, para darles esperanza. En mayo del 2002, después de 14 años de intenso esfuerzo, mi libro se publicó con el título de “Sanación budista moderna.” 

El camino que recorrí desde mi recuperación hasta lograr que me publicaran fue arduo y plagado de dolorosos obstáculos. Desde que el cáncer remitió, personas con cánceres incurables, diabetes, cardiopatías, SIDA, y enfermedades mentales han buscado mí consejo para superar sus padecimientos. Lo que yo sabía de medicina alopática o de terapias alternativas era apenas nada -Lo que sí conocía era del poder absoluto del daimoku y una técnica de visualización reforzada con un mantra que utilicé en mi sanación y que fue divulgada por el vice presidente de la Soka Gakkai Internacional (SGI) Takehisa Tsuji. El método consistía en entonar daimoku imaginándo los siete caracteres de Nam-mioho-rengue-kio sobre el cuerpo, en perfecta correspondencia con el esquema de los chakras del hinduismo y del budismo tántrico. Comencé a enseñar a otros a entonar de esa manera para combatir la enfermedad y paralelamente comenzó mi formación en medicina psicosomática. Mis grandes maestros eran la oración, la fe, el Gohonzon, el Sutra del Loto, el Gosho, las publicaciones de SGI-USA, la invencible relación de maestro-discípulo con el presidente Ikeda, y en especial, la gente que sufría. 

La idea del libro surgió en 1995 cuando dos miembros pioneros de la SGI, Bill y Carolyn Thompson de Connecticut me buscaron para ayudar a un pariente suyo con linfoma. Esto hizo que me retara a escribir mi primer borrador. Pasé varios meses investigando, escribiendo, y entonando el máximo daimoku que podía. Escribir el libro terminó por ser lo más fácil, lo difícil llegó a la hora de comercializarlo. El primer año, tras contactar a un agente literario y revisar el original, recibí el rechazo de casi 200 editoriales. Mi agente y yo nos separamos, volví a revisar mi trabajo y me asocié con un agente especialista en el mercado asiático. Presentó mi libro a cientos de editoriales asiáticas sin ningún resultado. De nuevo, sin agente volví a revisar mi libro. 

Durante la escritura y el proceso de marketing aparecieron, uno tras otro, desalentadores y dolorosos obstáculos que competían por interferir en la concreción de mi meta y ponían a prueba mi fe constantemente. Como ser humano, me sentía desalentado por la larga lista de fracasos y empecé a dudar de mi mismo. ¿A quién le iba a interesar un libro sobre sanación escrito por alguien sin apenas formación? La idea era absurda. No era ni médico ni erudito y toda mi educación superior consistía en el entrenamiento intensivo que recibí sobre el budismo de Nichiren Daishonin en la división juvenil de la SGI-USA. No obstante, ese mismo entrenamiento básico en la fe me llevó una vez más a entonar abundante daimoku al Gohonzon. 

En 1995, me enteré de que la SGI-USA iba a participar en una conferencia interreligiosa en la Universidad DePaul de Chicago. Les propuse a mis encargados de Chicago escribir un ensayo sobre sanación budista para presentarlo en la conferencia. Oré ante el Gohonzon para poder absorber todo que leía y para contactar el depósito ilimitado de conocimiento que está dentro del ser humano. Cuando me puse a trabajar, la escritura del ensayo fluía como un río caudaloso. La víspera de la presentación de mi ensayo mi padre murió de un ataque al corazón. Era un Sansho-shima (gran obstáculo) para frustrar mis esfuerzos. Gracias a la sabiduría y la fortaleza de la cantidad de daimoku entonado, inmediatamente me di cuenta de la importancia de mi misión. 

Con renovada determinación, revisé el manuscrito otra vez, compaginando el ensayo académico con mi experiencia personal. Después de mucho orar, decidí elegir un solo editor a quien enviárselo. Además contravine deliberadamente todas las reglas de la industria editorial. Si anteriormente enviaba capítulos-muestra a doble espacio en papel de alta calidad, con cartas de presentación meticulosamente elaboradas y el franqueo de reenvió incluido, esta vez mandé el libro completo, con margen simple línea, en papel barato escrito por ambas caras y con una escueta carta de presentación. La idea era que si el libro no le interesaba a nadie, ahorraba dinero para publicarlo yo mismo. 

Poco después de enviar el manuscrito, supe que mi hermano se estaba muriendo. Un año más tarde murió mi madre. Había orado para que ellos me vieran triunfar como escritor, así que estaba desolado. Para colmo, mi matrimonio se desmoronó. Pensé que me iba a volver loco, pero continué recurriendo al Gohonzon. Casi dos años después de la muerte de mi madre el editor me hizo una oferta. Ahí comenzó un verdadero trabajo de investigación y revisión del manuscrito que duró 15 meses. Después de terminar de escribir la segunda versión, según las indicaciones de mi editora, recibí la noticia de la muerte de ésta. 

Valerie Cooper, la protegida de mi editora, se hizo cargo del proyecto. Desde el principio establecimos una conexión maravillosa. Me impresionó mucho su entendimiento del budismo y del mensaje que yo quería transmitir. Sus recomendaciones transformaron mí manuscrito en un libro de gran calidad y valor para ayudar a los que más lo necesitaban. Valerie sugirió un subtítulo que considero exponente de la ley mística: “Estrategia espiritual para transformar el dolor, la enfermedad y la muerte.” 

Ahora, surgen — como respondiendo al daimoku que entoné durante tanto tiempo — personas de todo el mundo dispuestas a defender la causa de la sanación budista moderna. Son personas por quienes he orado y que me han ayudado en el pasado. Ahora mi oración consiste en utilizar mi libro para sembrar la preciosa semilla de Nam-mioho-rengue-kio en la vida de 100 millones de personas en pro del kosen-rufu y para erradicar el sufrimiento. 
 
To find out more about this book, visit Amazon.com.
 

To read another experience from Charles Atkins, click here.

(Traducida y editada por Maria Serrano-López y Angie Caperos)


 



 

To read this experience in English, go here
 
 

Copyright 2002 Gakkai Experiences Online